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sábado, 20 de agosto de 2011

Virus destructores en la iglesia

Un virus es un germen que actúa en un organismo infectándolo. Disuelve el cuerpo, destruyéndolo gradualmente (“…muchos seguirán sus disoluciones…” 2 Pedro 2:2). Por ejemplo; el SIDA o AIDS es un virus que destruye las defensas del organismo y lo hace vulnerable a enfermedades oportunistas, las cuales aprovechan la carencia de defensa en el organismo. La mayoría de los enfermos de SIDA o AIDS mueren por enfermedades como la Neumonía. También existen virus cibernéticos que son informaciones elaboradas con códigos (lenguajes) maliciosos que pueden dañar el funcionamiento coherente de un sistema, haciéndolo funcionar contra si mismo o le impiden funcionar bien. Estos virus, como los otros se reproducen o se copian a si mismos.

¿La iglesia del Señor puede contraer virus?

La iglesia del Señor es un cuerpo vivo, el cual debe funcionar de manera sistemática y coherente guiado por el Espíritu Santo y la palabra de Dios. Tal como un sistema operativo de computadora, la iglesia tiene su lenguaje ( “…hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu…” 1 Co 2:13), se rige por parámetros preordenados (“…el que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo…” 1 Juan 2:6), tiene mente o software (“…tenemos la mente de Cristo...” 1 Co 2:16) y tiene parte física, el hardware, (“…sois el cuerpo de Cristo…” 1 Co 12:27). La iglesia ha sido fundada con un propósito definido. Cuando un virus, en forma de información (idea herética) penetra en el sistema de la iglesia, de no ser eliminado inundara el sistema hasta destruirlo en su software (pensamiento y propósito), en su hardware (en su comportamiento y su estructura) y en la parte espiritual.

¿Cuales virus destructores están dañando a la iglesia de hoy?

El apóstol Pedro advirtió sobre la entrada a la iglesia de "...herejías destructoras..." (2 Pedro 2:1). La herejía (doctrina desviada) es una información maliciosa que tiene vida espiritual propia y una gran capacidad para destruir el cuerpo en forma integral; en lo doctrinal, en su pensamiento, en su moral y por supuesto en lo espiritual. Detrás de una herejía hay demonios, la iglesia y sus ministros se apartan de la autentica fe "...escuchando a espiritus engañadores y doctrinas de demonios..." (1 Timoteo 4:1). La herejía crece y se reproduce gradualmente como un virus, es como una infección a la cual no se le aplican antibioticos, o cuando es incurable. Alguien dijo; "las ideas son mas peligrosas que la espada", y en el caso de las herejías es totalmente cierto. Los virus de los cuales hablaremos son las herejías.

¿Cuales virus-herejías están dañando la coherencia, el funcionamiento, la conducta, la unidad, y la fortaleza espiritual del cuerpo de la iglesia?

1- "Tus palabras tienen poder": Un virus destructivo es hacer creer a los creyentes que sus palabras tienen poder por si mismas, o que cada palabra que sale de la boca de un creyente tiene cualidad profética e inexorablemente se convertirán en realidad, como si Dios o alguna otra fuerza (según el cristal teológico o filosófico con que se mire) obligatoriamente las respaldara para que se materialicen. Si las palabras tienen poder por si mismas, eso hace "dioses" a los humanos. En el caso del creyente en Jesucristo, esta idea herética convierte a Jesucristo en un siervo o genio de una lámpara mágica dispuesto a cumplir lo que pronuncie su Señor... el hombre. Este acomodamiento de esta idea pagana en la mente de los creyentes en la biblia es resultado del mal uso o interpretación inadecuada de las escrituras, en muchos casos totalmente intencionado. ¿Enseña la biblia este tipo de fe declarativa?, digo que no, un ejemplo por excelencia de lo que es la verdadera fe lo constituye Abraham, al cual señala el apóstol Pablo en el nuevo testamento en su cátedra sobre fe de la carta a los Romanos. Abraham es un ejemplo paradigmatico de lo que es un hombre de fe, y al respecto se dice de el en Hebreos 11 (llamado “Himno de la fe”) que su fe consistió en obedecer lo que Dios le había dicho. En tal sentido leemos; “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba.” (Hebreos 11:8). Resaltemos varias cosas;

· Abraham no soñó tener una tierra, Dios lo llamo antes y gradualmente le fue guiando.

· Abraham no eligió la tierra que habría de heredar (como hizo Lot y fracaso), sino Dios se la muestra, pues Abraham no sabía adonde iba cuando salió de su casa.

En conclusión, quien toma la iniciativa, hace el plan, y además declara algo es Dios, como Señor y soberano, y quien obedece como siervo, cree y declara lo dicho por Dios es Abraham. El no declara de su propia mente ni de sus deseos, Dios es quien guía con sus palabras a Abraham, no es Abraham quien guía a Dios. ¿Por qué los “profetas”, “apóstoles”, etc de hoy tratan a Dios como un sirviente y no como Señor?, esto me recuerda lo dicho por Judas; “…niegan a Dios el único soberano…” v 4. El hombre que habla de parte de Dios no habla o declara de su propia mente, esperando ser respaldado por Dios, debe hablar lo que le da el Espíritu, ser un siervo sujeto al Espíritu, y el Espíritu solo glorifica a Dios. Una declaración profética que Dios respalde, procede la voluntad de Dios, no del hombre; “…nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo(2 Pedro 1:21). Una declaración profética parte de la voluntad del Espíritu Santo no de la mente humana, quien decide cuando hablar es Dios, no la voluntad humana. Es incorrecto ordenar a alguien que profetice a otro, o decir “bendíceme”, eso es potestad de Dios hacerlo, somos sus instrumentos, no es Dios nuestro instrumento.

Este virus hace que los creyentes digan necedades como “declaro esto y lo otro sobre mi vida y sobre la tuya, o sobre el país, etc” y hagan cosas llevados por falsas expectativas. No buscan la dirección de Dios y no oran por sus necesidades de manera profunda para conocer la voluntad de Dios, volviéndose al facilismo y la flojera espiritual.

2- Debemos ser ricos: Jesús dijo que debemos tener anhelo y deseo es por el “…Reino de Dios y su justicia…”, y por tanto es lo que debemos buscar con prioridad, esto significa “El Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.” (Romanos 14:17), es decir “…los que son del Espíritu, (piensan) en las cosas del Espiritu” (Romanos 8:5) y “…buscad las cosas de arriba…poned la mira en las cosas de arriba, no de las de la tierra… ” (Colosenses 3:1-2), es así como las demás cosas; comida, abrigo, vestido, etc “…serán añadidas…” (Mateo 6:33). Este tipo de creyente del Espíritu contrasta con aquel del cual habla Santiago, el cual va a la oración motivado por sus afanes, concupiscencias y deseos desordenados; Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Santiago 4:2-3). ¿Todo creyente debe ser rico?, no lo afirma la biblia, aunque si dice; Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente…” (2 Corintios 9:8), resalto las palaras “…lo suficiente…”, y eso no quiere decir pudientes, o que posee mucho, aunque soberanamente Dios lo haga con algunos creyentes. Interesante la confesión de fe de algunos creyentes bíblicos como David; “Jehová es mi pastor, nada me faltara” (Salmo 23:1), Habacuc (v 17-19); “Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.” Y
Pablo; “Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” (Filipenses 4:12-13).

Este virus es especialmente destructor, pues ha convertido en estafadores a muchos, y los ha apartado de la fe verdadera; “…toman la piedad como fuente de ganancia… los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1 Timoteo 6:5,9-10). Ha convertido a muchos en falsos profetas que adivinan por dinero como los falsos profetas antiguos; “…los profetas que hacen errar a mi pueblo, y claman: Paz, cuando tienen algo que comer, y al que no les da de comer, proclaman guerra contra él: Por tanto, de la profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar… y sus profetas adivinan por dinero; y se apoyan en Jehová…” (Miqueas 3:5-6,11).

El virus “TODOS LOS CREYENTES DEBEMOS SER RICOS” también ha frustrado a otros que nunca cumplen el sueño de ser ricos o multiplicar sus posesiones, ha vacunado a muchos en contra de ir a una iglesia evangélica por miedo a ser presionados a dar su dinero, y lo peor es que la credibilidad moral de la iglesia ha sido llevada al nivel del suelo.

Como conclusión, son apropiadas estas palabras; “Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” (1 Timoteo 6:6-10)

“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré…” (Hebreos 13:5).

3- “Gobierno apostólico vertical”; El liderazgo único de un “ungido” o ”ángel de la iglesia” inapelable e incuestionable, quien es el “cogollo o punta del árbol”, “la cima del Iceberg“, “la tapa del frasco” o la “punta de la pirámide” es un virus que hace extremadamente sumisos, leales ciegos, fanáticos e idolatras del hombre a los creyentes. Este virus les anula el derecho al juicio, la capacidad critica, el derecho a la observación y el análisis saludable que aplicaron los cristianos de Berea ante las enseñanzas del apóstol Pablo; “Y estos eran mas nobles que los que estaban en Tesalonica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las escrituras para ver si estas cosas eran así (como lo decía el apóstol Pablo)” (Hechos 17:11). Igualmente, el virus les impide tomar decisiones importantes para la obra del Señor, tal como les corresponde como asamblea del Señor en la que reposa el Espíritu Santo, dejándolo todo en manos del líder autocrático que los manipula. Los creyentes de la primera iglesia eran participes de las decisiones importantes, como escoger los primeros siete diáconos. Los apóstoles no decidieron sin consultar a la multitud; “…los doce convocaron a la multitud…y dijeron;…Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo.” (Hechos 6:2-3). Mas tarde, en un caso mas importante aun por tratarse de un problema doctrinal, se le consulto a la multitud su parecer, y no apareció ningún líder plenipotenciario tomando decisiones como un papa romano (del cual no creo que no consulte a nadie en la realidad), al contrario hubo discusión y en acuerdo conjunto llegaron a una solución, guiados por el Espíritu Santo; “…se dispuso que subiesen Pablo y Bernabe a Jerusalen, algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión…Y después de mucha discusión…Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia…nos ha parecido bien, llegado a un acuerdo…nos ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros…” (Hechos 15:2,7, 22, 25 y 28). El gobierno y autoridad de la iglesia no esta en uno, ni en doce, ni en unos pocos, esta en la asamblea en la cual esta Dios.

4- “DISCIPULADO EXPRESS”; Se ha establecido un rápido discipulado y bautismo de creyentes para acelerar el crecimiento de la iglesia. Se incentiva a los hermanos a buscar discípulos y rápidamente convertirlos en lideres, además de garantizar su transformación definitiva por medio de “encuentros con Dios” bien planificados estratégicamente, en el cual es liberado de toda atadura y maldición. Sin embargo, el verdadero discipulado lo describió Jesús, entre otras cosas, como un morir diariamente al yo, a nuestros deseos pecaminosos; “Si algún quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, y tome su cruz, y sígame” (Mateo 16:24), Lucas 14:33 añade “cada dia”, orando a diario para vencer la tendencia pecaminosa; “Orad y velad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad esta dispuesto, pero la carne es débil” (Marcos 14:38), enseñándoles a guardar todas las cosas que enseño Jesús; “Haced discípulos…enseñándoles todas las cosas que les he mandado…” (Mateo 28:19-20). El crecimiento no depende de una estrategia especifica, o tiene un tiempo limitado, mas bien depende de Dios; “…Dios da el crecimiento” (1 Corintios 3:6), algunos crecen mas lento que otros; “…os habéis hecho tardos para oir…debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros rudimentos de las palabras de Dios…” (Hebreos 5:11-12). Este virus produce, por el gran afán de ver crecer los números, el descuido de un verdadero crecimiento y maduración del nuevo del creyente, procesándolo con enseñanzas superficiales, cargadas de humanismo y métodos sicológicos, engendrando muchas veces “hijos extraños”. El virus desata un fuerte espíritu de competencia y ansiedad que inunda a los creyentes a los cuales les toca ganar y discipular el mayor numero de personas para ser promovidos a un nivel mayor en la pirámide eclesiástica. Este virus produce motivaciones basadas en el orgullo y no en el amor de Dios para trabajar en la obra del Señor.

5- “No ser fanáticos”; Este virus significa “laxitud moral”, “flexibilidad moral” y hasta libertinaje. Hay “libertades” en cuanto al vestir, por la falacia de que “Dios solo ve el corazón”, ignorando palabras como; “…que se atavíen con ropa decorosa, con pudor y modestia…” (1 Timoteo 2:9), y se puede agregar sobre temas como ; consumo de alcohol, bailes, la vida sexual, participación en eventos del mundo, etc, cosas sobre las cuales se necesita otro estudio mas especifico.

Existen más virus, por ahora he puesto solo algunos ejemplos de la gran infección que padece parte de la iglesia contemporánea.

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