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jueves, 12 de agosto de 2010

Crecer sin Dios

Lo mejor que puede hacer el ser humano es caminar con Dios, y vivir bajo la cobertura de su presencia recibiendo sus bendiciones. Seguir su orientación y guía. Amar su presencia, sin la cual no deseamos nada en la tierra; “Es mejor no tener nada o tener poco, pero tener su presencia, que tener mucho sin su presencia”. El salmista Asaf lo dijo de esta manera;

“…yo siempre [estuve] contigo; me tomaste de mi mano derecha. Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás con gloria. ¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti (o sin ti) nada deseo en la tierra.”
Salmo 73:25-27

Existe la posibilidad trágica de crecer o hacerse grande (medrar) sin tener a Dios y el respaldo de su presencia ni su aprobación. El apóstol Pablo dijo que muchos crecen de manera ilegitima, torciendo la doctrina;

“Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.”
2 Corintios 2:17

El rey David quiso hallar satisfacción conociendo la grandeza numérica de sus ejércitos, e incurrió en el pecado de la “estadística vanidosa”, y Dios se enojo por eso;

“Y dijo el rey a Joab, general del ejército que estaba con él: …haz un censo del pueblo, para que yo sepa el número de la gente. Joab respondió al rey: Añada Jehová tu Dios al pueblo cien veces tanto como son, y que lo vea mi señor el rey; mas ¿por qué se complace en esto mi señor el rey? Pero la palabra del rey prevaleció sobre Joab y sobre los capitanes del ejército. Salió, pues, Joab, con los capitanes del ejército, de delante del rey, para hacer el censo del pueblo de Israel… Después que David hubo censado al pueblo, le pesó en su corazón; y dijo David a Jehová: Yo he pecado gravemente por haber hecho esto; mas ahora, oh Jehová, te ruego que quites el pecado de tu siervo, porque yo he hecho muy neciamente.”
2 Samuel 24:2-4,10

Crecer es posible sin tener a Dios como respaldo, y si crecemos por obra de Dios no debemos satisfacernos personalmente en eso, es la gracia de Dios;

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.”
1 Corintios 15:10

Muchas personas en el mundo prosperan sin Dios, su riqueza no es indicativo de que Dios esta con ellos, así como no tenerlas tampoco es indicativo de que Dios no esta con alguien;

“En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis pasos.
Porque tuve envidia de los arrogantes,
Viendo la prosperidad de los impíos.
Porque no tienen congojas por su muerte,
Pues su vigor está entero.
No pasan trabajos como los otros mortales,
Ni son azotados como los demás hombres.
Por tanto, la soberbia los corona;
Se cubren de vestido de violencia.
Los ojos se les saltan de gordura;
Logran con creces los antojos del corazón.
Se mofan y hablan con maldad de hacer violencia;
Hablan con altanería.
Ponen su boca contra el cielo,
Y su lengua pasea la tierra Y dicen:¿Cómo sabe Dios?
¿Y hay conocimiento en el Altísimo?
He aquí estos impíos,
Sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas...”

Salmo 73:2-9, 11-12



Se puede afirmar con autoridad bíblica que aun se puede poseer poder espiritual sin estar Dios presente, tal como los falsos maestros del tiempo del apóstol Pablo, a quienes comparo con los hechiceros de Egipto, los cuales imitaban el poder de Dios;

“Y de la manera que Janes y Jambres resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad; hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe.”
2 Timoteo 3:8

Se puede mostrar crecimiento financiero, material, numérico y “espiritual” con otro evangelio, otro Jesús y otro espíritu;

“Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. Porque si viene alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o si recibís otro espíritu que el que habéis recibido, u otro evangelio que el que habéis aceptado, bien lo toleráis…”
2 Corintios 11:3-4