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lunes, 22 de junio de 2009

Los hijos de Eli, ministros corruptos (editado)

La decadencia espiritual, la cual trae decadencia moral, viene junto a la perdida de sensibilidad en la conciencia hasta provocar la muerte definitiva de la conciencia. Todo esto implica total insensibilidad moral, y por ende corrupción. Podemos demostrar bíblicamente hasta donde puede llegar la corrupción en un ministro o iglesia. Aunque creo que aun hay muchos que no han llegado a los extremos señalados en la Biblia, si hay entre ellos quienes van en camino, y de no detenerse a tiempo este proceso de corrupción los conducirá a un trágico final, en el cual los que han sido arrastrados y esclavizados por la corrupción ya no pueden ser “... renovados para arrepentimiento...” (He 6:6).

Los hijos de Eli actuaban arbitrariamente violando la ley, “... antes de quemar la grosura venia el criado del sumo sacerdote y decía al que sacrificaba: da carne que asar para el sacerdote, porque no tomara de ti carne cocida, sino cruda. Y si el hombre respondía: quemen la grosura primero, y después toma tanto como quieras; el respondía: No, sino damela ahora mismo; de otra manera yo la tomare por la fuerza. Era, pues, muy grande delante de Jehová el pecado de los jóvenes; porque los hombres menospreciaban las ofrendas de Jehová.”(1 S 2:15-17). Los sacerdotes hijos de Eli no respetaban el proceso del culto como lo establecía la ley y menos el significado del sacrificio. De forma tiránica, los hijos de Eli obligaban con amenazas a los adoradores para que les entregaran lo mejor de las ofrendas de Dios para ellos sustentarse y comer. Un profeta de Dios los acuso de “Hollar los sacrificios y las ofrendas... y engordarse con lo principal de todas las ofrendas de el pueblo...” (1S 2:28,29). Esta conducta abusiva de parte de ministros del altar, y especialmente con las ofrendas, no es solo cosa del pasado, en nuestra época hay ministerios que se apoyan en la intimidación y el terror de los creyentes. Hay “ministerios” que ejercen una forma de “señorío sobre los que están bajo su cuidado...” (1P 5:3) y actúan por “...fuerza...y ganancia deshonesta...” (1P 5:2). Estos ministros despóticos no pueden ser cuestionados ni señalados porque usan el argumento de que son el “ángel de la iglesia” y “no se debe tocar al ungido de Dios”, pero como vimos, en el caso de los hijos de Eli, hubo un profeta que los acuso de ser profanos, corruptos y abusivos con el pueblo. Ni aun los esclavos de la época del apóstol Pablo debían ser tratados “...con amenazas...” (Ef 6:9) y menos si eran hermanos en la fe. La amenaza y la intimidación son herramientas de disuasión usadas por algunos “ministros” de hoy para tener la colaboración y lealtad incondicional de los creyentes, tal como lo hacen regímenes políticos totalitarios y dictatoriales. El mismo espíritu que manipula la concupiscencia de los hombres del mundo, intenta actuar dentro de la iglesia. Hoy se levantan sistemas de gobierno eclesiástico del tipo vertical y piramidal cuya cúspide es algún hombre intocable a quien llaman; ungido, ángel, profeta, apóstol o algún otro titulo de origen bíblico pero con una interpretación distorsionada que le da atribuciones no apoyadas en el pensamiento y sentir bíblico. En estos sistemas excluyen sin consideración a quien no obedece estrictamente las reglas ni al líder, procurando anular la voluntad de las personas. Este comportamiento tiránico y abusivo convierte a los ministros no en cuidadores y apacentadores del rebaño del Señor, sino en dictadores y “caciques” sobre la vida y la conciencia de los que siguen su ministerio.

¡La corrupción avanza!

En este momento se tambalean federaciones completas ante el avance de las herejías y las concupiscencias humanas. Las concupiscencias por el poder, el dinero, el sexo y otras han tomado forma de herejías y han influenciado ampliamente la iglesia visible. Espero que este mensaje sea oportuno para orientar y clarificar, además de atenuar y sanar el dolor de algún lector a causa de alguna experiencia amarga e inesperada con toda esta avalancha de cosas inicuas que intentan apoderarse de nuestras iglesias.
En este momento escucho hablar de divisiones, desintegración y conflictos en las iglesias a causa de las concupiscencias, que son las que están en el trasfondo de algunos nuevos modelos de estructura eclesiástica que han surgido empastelados con levaduras heréticas. Veo y escucho sobre hombres y mujeres que sutilmente se apoderan de las iglesias, sus bienes y hasta pretenden gobernar tiránicamente la conciencia y la vida de sus seguidores. Se sabe de unos y se oye de otros sobre inmoralidades sexuales (adulterios, divorcios injustos, incestos, homosexualidad, etc) no solo cometidas de forma encubierta sino también manifiestas pero justificadas por enseñanzas torcidas (“patriarcado”,”grosuras de Jehová”). Escucho hablar de delitos graves como lavado de dinero sucio en mega iglesias y en otras no tan grandes (no tengo pruebas ni las busco).
El debate esta planteado en distintos espacios, hay resistencia ante estas cosas, sin embargo la tendencia es arrinconar a los fieles, ya que estos movimientos se identifican mucho con los valores y criterios del mundo, por lo que tienen bastante aceptación aun en el mundo secular y hasta de fuerzas religiosas no evangélicas, y se están haciendo alianzas (religiosas, políticas, artísticas y otras) entre elementos del mundo y sectores “evangélicos”. Las herramientas para arropar a la iglesia y acorralar a los creyentes fieles son variadas; “buena música”, conciertos, foros, talleres, medios de comunicación, cruzadas, “ayudas”, etc para arrastrar a muchos a la superficialidad y apartarlos de la autentica comunión y fidelidad a Cristo. Los hechos están allí para quien los quiere ver, los resultados revelan a corto, mediano o largo plazo la clase de discípulos que se están formando, que a veces solo son parte de maquinarias de hacer dinero y levantar imperios religiosos.
En este momento estoy convencido de la inminencia de una gran sacudida a la iglesia visible, una persecución esta a las puertas, la bendición que proclaman muchos se les volverá contra ellos como una maldición; “...si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviare maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones...” (Mal 2:2). Finalmente hermanos, queda que se cuiden y sean firmes, deseo que sean guardados del error y se conserven en el amor de Dios. ¡Dios les bendiga y guarde siempre¡.
Por Daniel Grillo
Siervo de Dios